lunes, 27 de julio de 2009

Kissing you 'till sunrise...


Lo conocí al ritmo de White Castles, generalmente nunca pasa de unos besos, no pido el número de telefono, ni me fijo en hombres más bajitos que yo, pero él tenía algo. Me acerqué a su hermana y empezamos a platicar, le pregunté por él y ella se limitó a decir: Vas!

Por un momento dudé, las últimas veces que salí no tuve suerte con los hombres, pero esta vez mientras empezaban a sonar los violines en la canción, me acerqué a él, sonreí y le pregunté cómo iba, estabamos en la misma onda. Las palabras sobraban y sólo nos limitabamos a movernos al ritmo de la música y los rushes de euforia me hacían gritar de vez en cuando, el sonreía y saltaba conmigo ...I dream of you, White Castles in the sky. Come here and take me...

Supé que era el momento, lo tomé del cuello y nos besamos, ahí estaba yo de nuevo, había recuperado mi toque, nos separamos y dijé: Que guapo estás, wey. (Mis amigos dicen que yo estoy más guapo, no me importa la verdad, a mí me late así cómo está) Sonrió y dijo: Tú también. La música siguió sonando y yo estaba a gusto con él, pero siempre hay algo que nos regresa a la realidad, ésta vez ese algo fueron mis amigos "Arturo ya vamonos"...Show me love empezaba a sonar y yo sólo pedí que terminara esa canción y entonces nos ibamos. Me pidió mi telefono y se dió cuenta que su celular ya no tenía pila, normalmente me hubiera conformado con ese intento, de todas formas nunca llaman, así que para qué preocuparme. Igual me dieron ganas de intentarlo una vez más. Si no llegamos a algo más que un ligue antrero no pasa nada, no es el primero ni el último, pensé. Le pedí su número y después de guardarlo volvimos a besarnos. Sentí una mano que me jalaba mientras el dueño de esa mano me decía: Ya vamonos.

Le dí un último beso, de despedida y él me pidió que lo llamara.


Ayer le mandé un mensaje y la verdad no esperaba respuesta, pero sí respondió. Hoy recibí otro mensaje de él. Nunca espero nada de un ligue antrero, hay unos que días después me marcan para invitarme a comer, yo quedo en marcarles pero la verdad al final no me dan ganas de volverlos a ver y si los veo en el antro me limito a sonreir, pero casi nunca hago nada más. A él si tengo ganas de verlo, así cómo a mis amigos les extraño que me fijara en un chaparrito, a mí me extrañan mis ganas de volverlo a ver.