miércoles, 27 de octubre de 2010

Codornices en Petalos de Rosa

Ahora que mi ciudad favorita en el mundo ha hecho que yo me vuelva un hervidero de celos todo el dia...No había querido escribir de esto, pero Mr. Right va a Rio con su novio en Navidad.
Mientras sé que en Navidad van a dormir juntos y me muero de los celos tan sólo de pensar que va a ser a él al que abrace en las noches busco algo a lo que aferrarme para no desaprovechar el tiempo que nos queda juntos en México.
Cuando Mr. Right cumplió un año viviendo en Mexico nuestra separación estaba en su momento más separado (ja!), aún así no creí que fuera bueno que pasara ese día solo, le propuse cenar juntos, claro que no le conté mi intención de preparar la casi alquimica receta de Como agua para chocolate: Codornices en pétalos de rosa.
Decidí preparar esta receta porque en algún momento cuándo acababa de conocer a Mr. Right comentamos preparar juntos esta receta y como ese día nunca llegó y yo no tenía la certeza de regresar con él, quise prepararla también para mí, para no quedarme con las ganas de cocinar las codornices para él.
Creo que nunca en mi vida había preparado algo con tanta dedicación y cariño con alguien, desde temprano fui al mercado (no al super) a comprar los ingredientes y le pedí a mi mamá su molcajete.
Libro en mano, para seguir al pie de la letra todos los pasos, machacaba los petalos con el anís y las castañas trataba de canalizar todo lo que sentía por él, quería que en cada bocado probara el cariño que le tengo...Así que ya se imaginarán lo histérico que me puse cuando noté que la salsa no sabía tan buena como Laura Esquivel nos la pintaba en su libro. Al final eso se resolvió, sólo era una cuestión de cambiar las proporciones de los ingredientes, yo estaba sorprendido...hacia tanto que no me metía a la cocina para preparar algo más complicado que un huevo revuelto, al final asé las codornices y las bañe en la salsa.
Mientras las ponía en el refractario intenté que en la salsa se mezclaran palabras de amor hacia él y mantuve las lagrimas y los recuerdos de malos momentos a raya, no fuera a ser que las codornices que con tanto esfuerzo había preparado tuvieran mal sabor a causa de esto.

Tomé un taxi a su casa como tantas otras veces y cuando llegué le pedí que cerrara los ojos, cuando los abrió vio lo que le había preparado y me abrazó, fuerte, tanto como la noche que lo conocí, como si otra vez quisiera ser uno conmigo.

Una vez más sentí que mi lugar era ahí con él, sin importar el tiempo que nos quedara, sin importar que tuviera tanto tiempo sin decirme te amo, creo que en el fondo él también lo siente.

Después del primer bocado pude relajarme, a el le había gustado y estaba emocionado de imaginarme en la cocina toda la mañana preparando eso, yo estaba emocionado pensando que lo había hecho feliz la noche de su primer aniversario en México.

Recuerdo todo esto no para vivir de tiempos pasados, si no para tener algo de que agarrarme en los tiempos que corren, para no soltarme de su mano, para poder detener las lagrimas que estos ultimos días han estado prestas para escaparse hasta en la escuela, para distraerme de la idea de que soy el amante, recuerdo esto con la esperanza de días mejores en los que nuevamente nos encontremos en la cima de la montaña rusa, no hasta el fondo pensando en abandonar.

3 comentarios:

Lucho dijo...

ay amigo!
:O(

Markiitow!!! dijo...

Tooors!!! Neta que qué huevos!!! Hasta sufrí nada más de leerte... Te mando un abrazo!!

EsInefable dijo...

"Sólo las ollas saben los hervores de su caldo, pero yo adivino los tuyos..."